Disfrutar de una relación íntima con el Dios del universo es el propósito principal del ser humano. En Dios encontramos respuesta y sentido a nuestras vidas. El salmo 15 describe al tipo de persona que puede relacionarse personalmente con el Creador. El salmista se pregunta quién puede ser un huésped de Dios. En esa cultura, un huésped gozaba de acceso directo con el anfitrión. Este salmo de sabiduría se entonaba al entrar al templo. Los adoradores iniciaban con la pregunta y el sacerdote respondía con los requisitos y finalizaba con una promesa para aquellos que los cumplían.
Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo?
¿Quién morará en tu monte santo?
El que anda en integridad y hace justicia,
Y habla verdad en su corazón.
El que no calumnia con su lengua,
Ni hace mal a su prójimo,
Ni admite reproche alguno contra su vecino.
Aquel a cuyos ojos el vil es menospreciado,
Pero honra a los que temen a Jehová.
El que aun jurando en daño suyo, no por eso cambia;
Quien su dinero no dio a usura,
Ni contra el inocente admitió cohecho.
El que hace estas cosas, no resbalará jamás.
La persona digna de gozar comunión con el Señor es aquella que camina íntegramente en todo momento y cuyas acciones se encuentran basadas en la justicia. Una persona íntegra se comporta de acuerdo a los parámetros divinos. El tabernáculo se refiere al santuario de Dios localizado en el monte Sión, la ciudad de David. Para tener comunión con Dios es imprescindible un estilo de vida que se amolde al carácter divino. En Hebreos 12:14 se afirma que sin santidad nadie puede ver a Dios. El Señor pone las reglas para que nos relacionemos con Él.
El salmista describe ocho características que describen a una persona íntegra y justa. Esto es lo que Dios les pide a los que desean tener acceso a su presencia.
- Hablar con la verdad. La honestidad de corazón refleja un compromiso con la verdad.
- No calumniar. No anda en pleitos ni busca desprestigiar a otras personas inventándoles falsos para dañar su reputación.
- No hace mal al prójimo. Las personas que se encuentran a su lado reciben bondad y no maldad. Sus acciones ayudan a las personas a su alrededor.
- No acepta información que desacredita a otros. Es una persona en la que se puede confiar y en la que los chismosos no encuentran un cómplice.
- No aprueba el estilo de vida de aquellos que se apartan de Dios, pero busca a los que desean agradar al Creador. Dios es el estándar con el que regula sus relaciones interpersonales.
- Mantiene sus promesas a pesar del daño que le puedan ocasionar. Es una persona de honor y en la que se puede confiar.
- No es un usurero. Busca ayudar a los demás y no sacar provecho de sus necesidades. La ley le prohibía a los Israelitas abusar económicamente de sus hermanos (Ex. 22:25; Lev. 25:26).
- No pervierte la justicia. Busca hacer lo correcto y proteger a los inocentes a pesar de recibir presiones.
La persona que vive de acuerdo a los estándares divinos gozará de la bendición y seguridad divina. La estabilidad en esta vida sólo se consigue agrandando a Dios y viviendo de acuerdo a sus mandatos.
Es importante notar que la lista no incluye servicios o actividades religiosas como asistir a cultos o diezmar. El carácter define a las personas que agradan a Dios y éste se manifiesta en las actividades cotidianas. Las actividades religiosas son parte de aquellos que ya disfrutan de una relación con Dios pero no sirven para ganar su aprobación.
Los cristianos tenemos el privilegio de tener acceso directo al trono del Creador a través de Jesucristo (Heb. 4:16). Si bien la redención de nuestros pecados que restaura nuestra relación con Dios por medio del sacrificio de Jesús en la cruz es lo que nos abre la puerta como huéspedes de Dios, el Salmo 15 nos recuerda que el Señor busca adoradores que vivan de acuerdo a sus pautas morales. Que nuestras vidas reflejen al Creador durante esta semana y las que vengan.