En los próximos días terminará la campaña electoral para elegir al nuevo presidente de los Estados Unidos. Puede ser que cuando lea estas líneas estemos a pocas horas de las elecciones o quizá las votaciones ya hayan terminado. Independientemente del que resulte ganador, los últimos meses han sido muy pesados y el ambiente social demasiado tenso en todos los sentidos. Expresiones de desaliento, frustración o hartazgo se convirtieron en el común denominador para muchas personas que ven con alivio el fin de la larga carrera presidencial.
También en los próximos días celebraremos lo que se ha convertido en mi día festivo favorito de todo el calendario, el día de acción de gracias. Siempre me ha fascinado la oportunidad de dedicar un día para agradecer por todo lo que somos y tenemos. Este día no es para pedir o recibir algo sino para mostrar contentamiento por lo mucho que hemos recibido por la gracia divina.
Estos dos acontecimientos parecen ser tan distintos que pudiera parecer como que carecen de cualquier tipo de similitud. Sin embargo, no debería ser así ya que las Escrituras nos ordenan en 1 Tesalonicenses 5:18, “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”. Debemos ser agradecidos en todo momento y en cualquier circunstancia. El día de acción de gracias debería convertirse en el año de la gratitud independientemente de las circunstancias que nos rodean.
Por ejemplo, muchos agonizan con los candidatos y la plataforma o personalidad que tienen. Es fácil concentrarse en lo negativo y dejarse llevar por la marea de pesimismo o indiferencia que busca arrastrarnos en todo momento. Pero, si nos detenemos a reflexionar por unos momentos a luz del agradecimiento, nos podemos dar cuenta que somos privilegiados de vivir en una democracia y votar. Somos libres de expresar nuestra opinión y de elegir a nuestros gobernantes. Aún si no coincidimos con sus puntos de vista podemos expresar nuestro desacuerdo. Podemos pensar y elegir por nosotros mismos. A lo largo de la historia y en muchos países en la actualidad estos derechos fueron y son inalcanzables.
Lo invito a que por unos minutos haga una lista de todo lo que puede agradecer al Señor en medio de la situación actual. De manera inicial recuerdo que al poder leer este breve artículo usted está vivo, tiene vista y puede leer y escribir. Lo más seguro es que tenga una computadora y acceso al Internet y no creo que haya leído hasta aquí sin haber comido o tomado algo. Usted y yo somos privilegiados y tenemos tantas cosas por las cuales deberíamos estar agradecidos. Esta lista pudiera parecer trivial pero piense por un momento cómo sería su vida sin poder ver o leer o padecer hambre. Todo lo que somos y poseemos es un regalo del Señor.
En los próximos días cada que escuche o vea algo negativo, intente buscar algo por lo cual puede darle gracias a Dios. ¿Cuál es el lado positivo de estas circunstancias? ¿Qué tiene o siente por lo que normalmente no agradece? Esta actitud de gratitud probablemente no cambiará su ambiente o la situación en general, pero si harán un gran cambio en usted y en su percepción de la vida. Personas negativas nos encontramos a diario y en todos los lugares, pero cuán refrescante es estar con alguien agradecido con la vida la cual por cierto Jesús ofrece darnos en abundancia. Que su presencia sea un bálsamo para los que lo rodean y para esta sociedad que tanto lo necesita.
NOTE: Octavio Esqueda is among the featured columnists at Baptist Press en Español, and this article was also published in Baptist Press.